Llegan las vacaciones
Hoy estoy contenta porque comienzo las vacaciones. La verdad que la Semana Santa no es santo de mi devoción (valga la redundancia). Siento una rabia enorme cuando observo las procesiones por esas calles engalanadas con todo de lujo de detalles en cada una de sus esquinas. Los palios y los pasos plagados de joyas y flores, adornos en los que se han gastado una millonada mientras hay tantas personas que se mueren de hambre en el mundo.
Hay persona que son muy devotas de una imagen y, sin embargo, les da igual las demás personas. Gritan viva mi virgen, qué bonita que va, y al mismo tiempo le están pegando codazos al vecino para entrar primero en la iglesia.
Así somos los humanos.